La influencia de los valores en los equipos de trabajo

Hace poco me encontré con una empresa que me pedía que querían ser competitivos y mi pregunta fue: ¿Cuáles son los valores que representan a la empresa? Y, ¿el equipo humano está alineado con ellos?
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Se hizo el silencio...
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Conocemos los niveles neurológicos de Robert Dilts como estructura del consciente y el inconsciente. Los valores están muy profundos a estos niveles y nos hacen mover hacia direcciones diversas. Una persona que tenga como valor la salud y esté en una empresa en la que haya un entorno poco adecuado, como por ejemplo: trabajar con productos tóxicos, tarde o temprano acabará teniendo una lucha interna. Si una empresa tiene como valor la honestidad y el comercial utiliza la mentira como método; muy posiblemente tenga resultados conflictivos con los miembros del equipo, clientes u otros, que no gusten y este comportamiento haga variar el Estatuto Quo general.

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Tener claros los valores y alinearlos es vital para la consecución de la Misión. ¿Cuáles son? ¿En qué posición están? ¿Cuál va el primero y cuál el último? Cuando hacemos un equipo y sabemos que todos los integrantes son aptos por méritos propios, por competencias y habilidades, también debemos averiguar sus valores. Aquí está la fuerza de la estructura que nos acompañará hacia los óptimos resultados. Es una semilla que crece paso a paso y puede perdurar en el tiempo.

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Muchos hablan de la Misión, Visión y Valores de la empresa, ¿y qué ocurre con las personas? Tan importante es la empresa como los profesionales que la integran. La captación de los perfiles sería una buena oportunidad para realizar el ejercicio y conocer partes no visibles de estos fichajes. Una vez detectados los valores, se le añaden unos comportamientos, una cultura, incluso unas creencias que deben ser respetadas y puestas de relieve continuamente para mantener y reforzar la cultura empresarial. Los clientes irán siguiendo inconscientemente estos mismos valores y sobre todo, la diferenciación que esto conlleva con la competencia. Recordemos que en nuestra comunicación verbal o no verbal también van implícitos los valores. Van más allá de lo explícito.

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Todos en algún momento de nuestra extensa vida laboral hemos vivido la experiencia, sino de nosotros mismos, de un compañero que no entraba por el tubo en alguna cuestión del trabajo. Como por ejemplo: cobrar un exceso de comisiones financieras a un cliente sin explicación coherente, no querer realizar horas extras, no estar de acuerdo con el comportamiento negativo de un jefe de departamento y un largo etcétera. Podríamos analizar cada uno de los ejemplos y encontraríamos valores distorsionados o no alineados.

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En una entrevista de selección, como propuesta, (y conozco a profesionales de RRHH que lo hacen), tener una conversación más humana, más profunda y con un rescoldo especial para que nuestro aspirante se abra y así conocer zonas ocultas (en este caso, valores), cosas que le gustan o que no, es la siembra de una relación plana, circular y un vínculo cercano. Éste hará que la implicación y la voluntad para remar en una misma dirección sean del todo extraordinarias.

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Así pues, ser competitivos ya no va en primera posición, sino que será consecuencia del bienestar, de los valores y del rendimiento. A veces puede ser más congruente acoger al equipo a una persona alineada con los valores, a pesar de tener menos habilidades (siempre podemos formarlo), que a otra con otras condiciones y no alineada.

¿Tú qué piensas?

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